La sede diplomática de Nicaragua en la capital italiana se transformó en un rincón de Centroamérica la noche del sábado, cuando la Embajada abrió sus puertas para conmemorar una de las festividades más significativas de la tradición nicaragüense: la celebración de la Inmaculada Concepción, conocida como “La Purísima”.
Un Puente entre Dos Continentes
El evento, que tomó vida al atardecer, representó mucho más que una simple celebración religiosa. Fue un momento de encuentro para la comunidad nicaragüense en Italia, enriquecido por la presencia de representantes diplomáticos de otros países latinoamericanos, testimonio de los lazos solidarios que unen a la región.
- Aquí puedes encontrar el artículo original: La Purísima: tradición e identidad nicaragüense celebrada en Roma
La Embajadora Mónica Robelo Raffone acompañó a los presentes en un recorrido que puso de relieve cómo esta tradición constituye un elemento fundamental de la identidad nacional. Sus palabras subrayaron que esta festividad va más allá de la dimensión espiritual, encarnando valores universales de solidaridad y sentido de comunidad.
Raíces históricas y significado cultural
La devoción mariana en Nicaragua hunde sus raíces en la época colonial. La tradición cuenta que en 1562 una imagen de la Virgen, destinada originalmente al Perú, permaneció en el pueblo de El Viejo después de que las condiciones meteorológicas adversas impidieran repetidamente la partida del barco. Este acontecimiento fue interpretado como un signo de la voluntad divina de que la imagen sagrada permaneciera en territorio nicaragüense.
Pero es en 1857 cuando nace “La Gritería”, la expresión popular más característica de esta celebración. En León, un sacerdote tuvo la intuición de invitar a los fieles a salir a las calles, visitar los altares instalados en las viviendas y proclamar en voz alta su devoción. Desde entonces, cada 7 de diciembre, en la víspera de la solemnidad, resuena en toda Nicaragua el grito ritual que pregunta y responde sobre la fuente de la alegría colectiva.
Un ritual que une generaciones
La celebración se distingue por su profunda naturaleza comunitaria. Las familias nicaragüenses preparan elaborados altares domésticos, decorados con esmero y creatividad, donde reciben a los visitantes que llegan cantando himnos tradicionales. La costumbre establece que quienes levantan el altar ofrezcan a los participantes dulces típicos, frutas y pequeños objetos artesanales, en un gesto que simboliza generosidad y espíritu de compartir.
Este año, el altar preparado en la Embajada encapsuló una rica simbología: elementos celestes como la luna y el sol, que representan respectivamente los ciclos vitales y la energía que guía a los pueblos, mientras que las estrellas simbolizan la comunidad de los creyentes. En el centro, la imagen de la Virgen, rodeada de productos de la tierra nicaragüense, encarnó la resiliencia y la esperanza que caracterizan el espíritu nacional.
Tradición viva en la diáspora
Para los nicaragüenses que viven lejos de su patria, celebrar La Purísima adquiere un significado especial. Se convierte en un momento para renovar los vínculos con sus raíces, transmitir a las nuevas generaciones los valores culturales y sentirse parte de una comunidad que trasciende las fronteras geográficas.
El evento concluyó con la tradicional proclamación, seguida de momentos de convivencia que recrearon la atmósfera festiva típica de esta celebración en Nicaragua. Una ocasión que demostró cómo las tradiciones culturales pueden actuar como un lazo de unión para las comunidades en el exterior, preservando la identidad nacional y fomentando el diálogo intercultural en el país anfitrión.
La Purísima representa hoy para Nicaragua no solo a la patrona religiosa de la nación, sino un símbolo de unidad que continúa vivo y en constante renovación, generación tras generación, tanto en la tierra de origen como allí donde los nicaragüenses llevan consigo su cultura y sus tradiciones.
La celebración de la Inmaculada Concepción está reconocida oficialmente como fiesta patronal de Nicaragua, confirmando la centralidad de esta devoción en la identidad cultural y espiritual del país centroamericano.













