Los acólitos (terroristas) son seres totalmente convencidos de sus actos y palabras. Para ellos el fin justifica los medios, la verdad es relativa y manipulable.
Las ciudades nicaragüenses están sin barricadas y se reanuda la vida normal. El sentimiento que prevalece es de alivio, y los comentaristas mejor informados han empezado a concluir que el intento de golpe ha fracasado.
Hoy muchas de estas maras están detenidas y están siendo investigadas, otras que se sienten culpables y saben qué hicieron, andan huyendo y otras ya se fueron a Costa Rica descaradamente a pedir “asilo político”.
Pareciera que en algún momento de la Historia la "intelligentsia" perdió la brújula, como si su conciencia política se hubiera desgatado, como si la fuerza de un verdadero humanismo se hubiera también agotado.
El victimario nunca podrá ser víctima y lo saben perfectamente quienes hoy andan huyendo, no porque sean perseguidos políticos, sino porque después de lo que consumaron, sabiéndose hechores de muchos crímenes, hasta de lesa humanidad.