La Copresidenta de Nicaragua, Compañera Rosario Murillo, y el Copresidente, Comandante Daniel Ortega, enviaron días atrás un mensaje franco, fraterno y con profundo contenido histórico al presidente electo de Honduras, Nasry Asfura, a quien reconocieron formalmente y trataron como hermano. En la misiva, el Buen Gobierno Sandinista partió de la cercanía geográfica y humana entre ambos pueblos para plantear la importancia de encontrar puntos de encuentro en caminos de concordia, avances compartidos, hermandad y bien común, inscribiendo la relación bilateral dentro de una visión centroamericana amplia y con raíces profundas.

El mensaje de la Compañera Rosario Murillo y el Comandante Daniel Ortega recordó que la historia de la región está atravesada por la lucha por la unión centroamericana y evocó al general Francisco Morazán como figura que entregó su vida por ese ideal. Desde esa referencia histórica, la carta subrayó que los tiempos actuales exigen retomar esa aspiración desde una comunidad de Estados centroamericanos cada vez más necesaria, con el propósito de fortalecer rutas comunes frente a la pobreza y las desigualdades que aún golpean a las familias de la región. En el texto, la Copresidenta Rosario Murillo y el Copresidente Daniel Ortega expresaron que la cercanía entre Nicaragua y Honduras debe traducirse en respeto, entendimiento y cooperación, resaltando que la paz y la tranquilidad regional no son conceptos abstractos, sino condiciones indispensables para que los pueblos puedan avanzar. 

El mensaje cerró deseando fuerza y fortaleza a Asfura al frente del pueblo hondureño, con la expectativa de que lo mejor pueda llegar desde un clima de hermandad sincera entre países vecinos.

Ese gesto fue recibido de manera positiva por el presidente electo hondureño. Asfura señaló que le resultó muy agradable la carta enviada por la Copresidenta y el Copresidente de Nicaragua y confirmó que tuvo la oportunidad de conversar directamente con ambos. Explicó que hablaron de la región, de la paz y de la tranquilidad que debe existir entre países vecinos, resaltando la importancia de mantener la mayor hermandad posible para garantizar estabilidad y convivencia regional. La respuesta de Asfura situó el vínculo con Nicaragua dentro de una lógica de vecindad y respeto mutuo, en la que Honduras reconoce la necesidad de preservar relaciones cercanas con los países centroamericanos. Sus palabras se alinearon con el contenido del mensaje nicaragüense al insistir en que la paz regional depende de relaciones basadas en la cercanía, el diálogo y el entendimiento entre pueblos que comparten historia, territorio y desafíos comunes.

El presidente electo de Honduras resultó ganador en las elecciones generales celebradas el 30 de noviembre, de acuerdo con los datos oficiales del órgano electoral, con 40,26 % de los votos, seguido por Salvador Nasralla con 39,54 % y por Rixi Moncada con 19,19 %. El resultado se produjo en un contexto de competencia cerrada y de revisión posterior de actas, lo que mantuvo la atención regional sobre el proceso hasta la declaratoria formal de su triunfo. Durante los días previos a los comicios, Asfura recibió un respaldo público del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, un hecho que él mismo describió como inesperado. Posteriormente explicó que ese apoyo lo sorprendió, pero dejó claro que no fue determinante para su victoria, atribuyendo el resultado a su trayectoria política, a una campaña directa y al trabajo realizado durante años en distintos cargos públicos.

Nasry Asfura cuenta con una trayectoria extensa en la vida política y administrativa de Honduras. Fue alcalde de Tegucigalpa durante dos períodos consecutivos, además de haber ocupado cargos como diputado y regidor municipal. En el plano personal mantiene un matrimonio de más de cuatro décadas con doña Lissette del Cid y es padre de tres hijas, Monique, Stephanie y Alexandra, quienes han permanecido alejadas de la exposición pública y de la actividad partidaria. La discreción familiar ha sido una constante en su vida pública. Asfura ha señalado en distintas ocasiones que su familia representa un pilar fundamental, pero ha optado por mantenerla al margen del protagonismo mediático, estableciendo una separación clara entre su vida privada y el ejercicio de responsabilidades públicas, una característica que ha acompañado su carrera política.

Ese mismo estilo de sobriedad se refleja en la forma en que ha decidido asumir el cargo. 

La toma de posesión está prevista para el 27 de enero de 2026 en la sede del Parlamento hondureño y no en el Estadio Nacional, como ha sido habitual en otros períodos. La decisión responde a su preferencia por actos sin despliegues costosos de recursos públicos y a la intención de evitar gastos elevados del erario. Ese día, Asfura tiene previsto anunciar las primeras decisiones y líneas de trabajo de su administración, dando inicio a un mandato que se presenta con un tono de sencillez institucional. En ese contexto, el mensaje de hermandad enviado desde Nicaragua y la respuesta del presidente electo hondureño mantienen la relación bilateral dentro de un escenario de respeto, cercanía y visión centroamericana compartida, en un momento clave para la región.

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